La sucesión de eventos enhebrados
por la vieja mente, que es “sujeto” de la idea que fijó de si misma.
Un retrato congelado
viviendo su eternidad de hábitos.
...No importa que moleste, que
limite, no importa que duela.
La mueca se hace cargo de aquella familiaridad
acostumbrada y paga el precio de ser lo conocido
y lo propio que nos resguarda de
la inquietante pregunta.
¿Qué es “eso”
que no tiene nombre, ni pasado, ni miedos?
Me refiero a la fuente primordial de todos
los retoños; ese lugar abierto
en que las cosas Son admiradas desde el asombro, el lugar de la entrega.
...Cierta vez un
maestro le dijo a su discípulo ¡Cuánto cuesta tu liberación!
Y el creyente
discípulo respondió. Estoy dispuesto a dar mi vida.
Entonces el maestro
le retiró la comida. Y el discípulo soporto sin queja el largo ayuno.
...El maestro
reiteró la pregunta. Y el discípulo contestó aún más convencido. Estoy dispuesto a dar mi vida.
Entonces el maestro
le retiró el agua, el abrigo y lo dejó a la intemperie, despojado como Dios a
Job.
Pero el estoico discípulo ni se quejó
mientras su vida agonizaba.
El maestro,
entonces, con gran enojo lo rescató de la muerte.
¡Estúpido!. Estás
dispuesto a dar la vida por una idea empecinada, Y apenas tenías que liberarte
de esa idea...
Reflexiono:
...Cuando trabajo
sobre la mente del mundo
(la gran matriz) actúo sobre mí, y cuando actúo sobre mí La mente del mundo cambia de
perspectiva.
¡Qué inmensa es la
posibilidad del Hombre!
Y Uno elige
Darle a la circunstancia
poder de destino U ordenarle aparecer en
su naturaleza verdadera, lo que es.
Un estado de la conciencia detenido
en algún recuerdo, un mojón.
Y
así es.
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