Provengo de una generación en la que hablar de Derechos
humanos es hacer mención U omisión de los pañuelos blancos.
Los Derechos Humanos, al menos para esta franja de la
historia, surgen como defensa y reacción a los modelos latinoamericanos que alternaban
dictaduras más represión estatal, con democracias partidistas y populares de
carácter burgués.
Pero verdaderamente, lo que se dio en llamar “política de DH”,
desplegada en todas sus contradicciones, cobra cuerpo y se desarrolla con el
retorno a la democracia en 1983, seguida de altos y bajos por parte de aquellos actores que en la era
Kishnerista asumieron un rol
protagónico en las esferas oficiales.
Y era lógico, su
objetivo estaba cumplido: El juicio y castigo a las Juntas militares cerró una etapa de la conciencia social
en la que los modelos dictatoriales De facto subieron al banquillo de
los acusados.
…Entre tanto, la sociedad civil fue agrandando su plataforma
de Derechos fundamentándolos en el reconocimiento de valores igualitarios para las personas, cuya no contemplación
provoca en la sociedad distintos grados de discriminación.
Sin duda, en esta materia hay todavía mucho hilo para tejer,
pero no es en esta línea en la que me gustaría profundizar, sino en otra.
Se trata de una corriente nacida a la luz de un concepto
filosófico, una posición, en la que
los Derechos adoptan una perspectiva Transhumana, capaz de concebir al Hombre
como una dimensión compleja que integra dentro de él la totalidad de las
existencias y sus respectivos procesos de vida con el Derecho que de ello les
surge, a saber.
Tomemos como ejemplo un Bosque cuya biodiversidad constituye
su ambiente de vida. En una visión tradicional podríamos decir que la razón por
la que habría que defender tal comunidad biológica responde, finalmente, a la
necesidad de conservar el medio ambiente en beneficio humano y sus
requerimientos como especie.
En cambio, los Derechos Transhumanos van más allá. Sostienen
que la dimensión del Hombre es comprensiva
en todos los niveles de la existencia, y que, por ello; el respeto a
la diversidad de manifestaciones
del planeta, como son los Ríos, Montañas, especies Animales, Vegetales, Piedras,
Bosques y Paisajes, etc. Son pasibles de Derechos.
Etimología:
Según la etimología la palabra “humano” proviene de la raíz
humus, cuyo sentido apunta a relacionar al hombre con la tierra, del que se
dice: humano es el que nace en y de la tierra en contraposición a los que vienen del cielo. (sic). En tanto que la
partícula Tras indica aquello que está del otro lado, o en el lado
opuesto.
Siguiendo el camino de las palabras, la etimología de
“traducir” significa. Llevar, transportar (dúcere) de una lengua a otra.
(Trans).
Siendo este uso el
elegido para definir la concepción a cerca de los Derechos Transhumanos. Entendida
como: la capacidad de “traducir” a lengua y conciencia del Hombre los Derechos
de lo Transhumano. Es decir, de aquello que perteneciendo a la dimensión humana
no comparte su lengua ni su mismo estado de conciencia.
Tomemos un caso de actualidad. La consigna que dice “El Famatina
no se toca”.
Muchos intereses y razones circundan el tema. Sin embargo, ¿Quién
boga en nombre del cerro Famatina?, quién, en esta discusión asume la
representación y traduce de una
lengua a otra aquello que el cerro es y lo que querría decirnos.
Semejante abogado, desde ya, no puede ser un leguleyo
desprovisto de amor ni de conocimiento con relación a su defendido. (Y mucho
menos su agresor) Sino un gran entendido de los asuntos de su cliente. Un amigo,
cuya comunicación estrecha le permita involucrarse en sus más íntimas razones, balbuceadas
quizá, en la contemplación de una noche completamente oscura.
“Oir” el cerro no es lo mismo que luchar por el cerro. Solo
“siendo” el cerro en toda su complejidad, en todo su paisaje, se puede sentir,
pensar, y defender-se como cerro.
Los Derechos Transhumanos asumen la dimensión del hombre como una casa, un hogar, en la que sus
integrantes (biológicos y no biológicos) comparten el habitad del afecto, y
regulan los espacios, la convivencia, en el respeto y el diálogo cada uno en su
lengua. También los objetos tienen su vida.
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