domingo, 19 de febrero de 2012

ecofilosofía: Los Derechos transhumanos


Provengo de una generación en la que hablar de Derechos humanos es hacer mención U omisión de los pañuelos blancos.
Los Derechos Humanos, al menos para esta franja de la historia,  surgen como defensa y  reacción a los modelos latinoamericanos que alternaban dictaduras más represión estatal, con democracias partidistas y populares de carácter burgués.
Pero verdaderamente, lo que se dio en llamar “política de DH”, desplegada en todas sus contradicciones, cobra cuerpo y se desarrolla con el retorno a la democracia en 1983, seguida de altos y bajos por parte de aquellos actores que en la era Kishnerista asumieron un rol protagónico en las esferas oficiales.
Y era lógico, su objetivo estaba cumplido: El juicio y castigo a las Juntas militares cerró una etapa de la conciencia social en la que los modelos dictatoriales De facto subieron al banquillo de los acusados.
…Entre tanto, la sociedad civil fue agrandando su plataforma de Derechos fundamentándolos en el reconocimiento de valores igualitarios para las personas, cuya no contemplación provoca en la sociedad distintos grados de discriminación.
Sin duda, en esta materia hay todavía mucho hilo para tejer, pero no es en esta línea en la que me gustaría profundizar, sino en otra.
Se trata de una corriente nacida a la luz de un concepto filosófico, una posición, en la que los Derechos adoptan una perspectiva Transhumana, capaz de concebir al Hombre como una dimensión compleja que integra dentro de él la totalidad de las existencias y sus respectivos procesos de vida con el Derecho que de ello les surge, a saber.
Tomemos como ejemplo un Bosque cuya biodiversidad constituye su ambiente de vida. En una visión tradicional podríamos decir que la razón por la que habría que defender tal comunidad biológica responde, finalmente, a la necesidad de conservar el medio ambiente en beneficio humano y sus requerimientos como especie.
En cambio, los Derechos Transhumanos van más allá. Sostienen que la dimensión del Hombre es comprensiva en todos los niveles de la existencia, y que, por ello; el respeto a la diversidad de manifestaciones del planeta, como son los Ríos, Montañas, especies Animales, Vegetales, Piedras, Bosques y Paisajes, etc. Son pasibles de Derechos.  
Etimología:
Según la etimología la palabra “humano” proviene de la raíz humus, cuyo sentido apunta a relacionar al hombre con la tierra, del que se dice: humano es el que nace en y de la tierra en contraposición a los que vienen del cielo. (sic). En tanto que la partícula Tras indica aquello que está del otro lado, o en el lado opuesto. 
Siguiendo el camino de las palabras, la etimología de “traducir” significa. Llevar, transportar (dúcere) de una lengua a otra. (Trans).
Siendo este uso el elegido para definir la concepción a cerca de los Derechos Transhumanos. Entendida como: la capacidad de “traducir” a lengua y conciencia del Hombre los Derechos de lo Transhumano. Es decir, de aquello que perteneciendo a la dimensión humana no comparte su lengua ni su mismo estado de conciencia.
Tomemos un caso de actualidad. La consigna que dice “El Famatina no se toca”.
Muchos intereses y razones circundan el tema. Sin embargo, ¿Quién boga en nombre del cerro Famatina?, quién, en esta discusión asume la representación y traduce de una lengua a otra aquello que el cerro es y lo que querría decirnos.  
Semejante abogado, desde ya, no puede ser un leguleyo desprovisto de amor ni de conocimiento con relación a su defendido. (Y mucho menos su agresor) Sino un gran entendido de los asuntos de su cliente. Un amigo, cuya comunicación estrecha le permita involucrarse en sus más íntimas razones, balbuceadas quizá, en la contemplación de una noche completamente oscura.
“Oir” el cerro no es lo mismo que luchar por el cerro. Solo “siendo” el cerro en toda su complejidad, en todo su paisaje, se puede sentir, pensar, y defender-se como cerro.
Los Derechos Transhumanos asumen la dimensión del hombre como una casa, un hogar, en la que sus integrantes (biológicos y no biológicos) comparten el habitad del afecto, y regulan los espacios, la convivencia, en el respeto y el diálogo cada uno en su lengua. También los objetos tienen su vida.
  
  

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