domingo, 20 de julio de 2014

La guerra es el pretexto de las mejores excusas.

   Cuentan que en tiempos del Rey Salomón llegan a su palacio dos mujeres quienes piden justicia. Ambas dicen ser la madre de una criatura que traen en un cesto; y acusan a la otra de habérselo robado luego de que el otro niño falleciera. Las acusaciones y reproches se incrementan hasta llegar a la violencia física, entonces Salomón interviene. Decretaré mi sentencia -dice- el niño será partido en dos, partes iguales. Así zanjaremos la disputa.
   Una de las mujeres calla y asiente con la cabeza. Pero la otra  se arrodilla y suplica por el niño. No por favor, no lo hagas. Que se lo quede ella, no me importa. Pero no toquen al niño. El Rey juez levanta al niño del cesto y se lo entrega. ¡Tú eres la madre! Así lo dice tu sentimiento por sobre toda razón.   
   La historia viene a cuenta de las mutuas acusaciones entre el  Estado de Israel y  la organización “Hamas” del Estado Palestino; que siempre señalan al otro como culpable, y entre tanto parten a sus hijos en dos, los despedazan, los hieren, los bombardean, los invaden, los queman, los secuestran, los llenan de rencor y los matan. De este modo, siempre en nombre de la justicia y los derechos naturales de defensa, la masacre continúa….
La guerra siempre es absurda. La guerra es el pretexto de las mejores excusas, incluso la excusa de la paz como cuando argumentan que hay que terminar con la amenaza de la guerra -de los otros-. y entonces los beneficiaros de las guerras mejorando sus negocios producen más armas, más misiles y más pretextos para invadir en nombre de la paz.
…Si al menos alguno de los beligerantes (y sus aliados) dijeran como aquella madre. ¡No maten al niño, no lo descuarticen! Yo cedo, cedo todo por amor a él, que es más fuerte que mis razones, que es más fuerte que mi odio, que es más fuerte que mi justicia.
… Solo entonces la lógica perversa de la guerra se desbarata y queda en evidencia la única cosa que importa: que para que un hijo sea hijo se necesita el amor de una madre (una tierra de paz) que vele por él más allá de ella misma. Eso fue lo que le importó a Salomón, e hizo lo justo. √
la pacificadora tara blanca

domingo, 6 de julio de 2014

Lao Tze. Tao te Ching

"... si cierras tu mente con juicios
y traficas con deseos
tu corazón se turbará.
Si libras tu mente de juicios
y no te dejas arrastrar por los sentidos,
tu corazón hallará paz. 
Ver en la oscuridad es claridad.
Saber ceder es fortaleza.
Usa tu propia luz
para retornar a la fuente de luz.
Esto es practicar la eternidad."

El universo entero cabe cien mil veces
en la palma de tu mano, pero uno solo de tus pensamientos es capaz de crear incontables mundos como las arenas del desierto. 
Así de inmensa es la hembra misteriosa. 

"...Usa tu propia luz para retornar a la fuente de todos los misterios..."