domingo, 25 de marzo de 2012

Naturaleza de la Mente


¡Otra vez otoño! torbellinos arrastra el verano tardío; 
uvas moradas atraen las moscas.
En la vereda de sombras, hace frío.

El poeta zen diría que en la instantaneidad del aparecer el sujeto y el objeto se funden en un acto único, una sola expresión. Aquello que “es”. O como le gusta decir al filósofo T. Izutsu, pues, en esa interpretación, el universo entero no es otro que la mente desde el momento en que la mente es de este modo un todo absoluto sin distinción alguna entre “interior” y “exterior.” Aquí el presente eterno esta eternamente en calma y quietud pese a todos los movimientos de la mente en otra dimensión.
Y a mi entender, es en este sentido en que el Buda dice Todo es mente. Y no obstante, no existe ninguna mente (real) puesto que la mente misma es un “aparecer” en el aspecto más efímero del acontecer ilusorio. Es por ello, que en los textos se habla de la mente del caminante, la mente del despierto, la mente del enojado, la mente del suicida, la mente de codicia, celos, la mente de buda, etc. Siendo cada mente un todo absoluto “sin distinción alguna entre interior y exterior” por la que discurren los distintos aconteceres como burbujas de la gran corriente; TAO.
Para algunas religiones, su misión será conformar en los adeptos la mente de cada una de las virtudes ponderadas, haciendo prevalecer dicha mente sobre cualquier otra mente no calificada. Sin embargo, tales mentes luchan y a veces se sobreponen; pero las mentes residuales hacen síntoma en cualquiera de los niveles en que se encuentran pulsando por encarnar, y tal vez, (formulo una hipótesis), de ello deriven las mentes defectuosamente malogradas hacia destinos fatales y homicidas. 
No pensaba incluir este tema, pero viene a cuento del caso difundido en estos días de la madre que ahogó a su hijo de seis años. No quiero  entrar en la polémica moral ni social del caso porque es una vertiente de otra dimensión.   …En estas líneas solo quiero tratar el asunto de la mente actuante, la mente homicida.  
Vuelvo a las palabras del filósofo Izutsu, el universo entero no es otro que la mente…y yo agrego: dado que la mente es un todo absoluto sin distinción entre interior y exterior su realidad emerge como un sentir inapelable e irreductible a cualquier consideración. Pues, ella aparece como un presente eterno atascado en algún reducto de la obscura represión propia, u olvidada por algún ancestro. Podría tratarse de una mente recesiva emergiendo intacta con su deformidad al mundo de las apariciones. Siendo entonces, y no antes, cuando la mente que irrumpe es interpelada por la dimensión ética y axiológica en la que intervienen otras mentes de mayor evolución y refinamiento. Sin embargo, tal interpelación significa el quiebre y la fragmentación esquizoide de dicha mente total (por ejemplo homicida) para que su mundo no prospere. 
Si tal fragmentación no sucede el acto se consuma por el simple hecho de que no existe alteridad en dicha mente, dado que la mente actuante es una e indivisible y puede llegar a vivirse, incluso, como una posesión de deidades O demonios. Algunas tradiciones como el budismo tantrico proponen que la encarnación consciente de dichas mentes (con forma de deidades) agotaría de manera eficiente y rápida el “karma” contenido en dichas mentes. Algunas deidades son benévolas y hermosas. Otras, en cambio son terribles… encarnan la ira, la codicia O la impiedad cruel, pero en definitiva todas son el mismo buda infinito de las infinitas mentes. Surge entonces la pregunta del millón… ¿Cuál es entonces la verdadera naturaleza de Buda?
No tengo respuesta, pero de una cosa estoy convencida; y es que cualquier mente moralmente excluyente que se imponga a la conciencia por bella que parezca dejará desechos en la sangre, despojos de aquellas mentes negadas por la censura y el control. Porque no es diferente la posesión de una “mente buena” que de cualquier otra mente cuya polaridad queda negada. 
La mente total “fija” la eternidad hasta que un día inesperado entra en el tiempo bajo cualquier forma… hechos fortuitos, accidentes, enfermedades, relaciones kármicas, cataclismos, O criaturas venidas al mundo con su sino marcado y en suspenso. Todo viene de la mente total. La mente capturada en el universo burbuja, matriz de realidad.
¿Será por eso que la frase culmine de los maestros zen dice: ¡No mente!, ¡No mente!? / 
  




   


 

jueves, 1 de marzo de 2012

La acción creadora

                                          Por Juan Carlos Badía. Ref. "pequeña meditación terrestre"
El Dios creador es permanentemente actual. Está permanentemente creando, en cada acto creativo que participamos.
En cada acto tenemos todo un universo de posibilidades creativas.
El mundo puede cambiar totalmente en un acto.
En él tenemos toda las opciones de la creación que se presentan en el escrito que comentamos: desde una creación ex nihilo a una creación reproductiva o clonadora.
En cada acción saltamos ese abismo originario de la creción, y lo resolvemos en una fórmula creativa que es en alguna manera reproductiva y en alguna manera absolutamente original.
Toda acción tiene componentes de ambas creaciones.
En un sentido, cada acto de vida es absolutamente original.
La vida de una sóla célula, aparentemente igual a millones de células, tiene al mismo tiempo un sentido propio y especial, es un accidente único en el Universo y es toda una posibilidad de mutación, que puede sanar, enfermarse, transformarse, morir, renacer, aprender y evolucionar.
A medida que encarnamos tenemos mayor cantidad de procesos repetitivos.
Y el hallar fórmulas de éxito supervivencial da una base importante para la repetición.
Por ello gran parte de la creación es también clonación que es el otro polo de la acción creativa.
Es decir que tenemos al mismo tiempo un clon que puede ser original.
La mutación es la variación del clon.
Darwin dice que la mutación genética se rige por el azar y que la naturaleza, el éxito vital, se encarga de la selección.
Es decir que lo que sobrevive triunfa y se clona.
Pero es, tal vez, una mutación puntual la que termina salvando una especie. Tal vez una cualidad de sus tegumentos o una manera de conducirse.
Es decir que permanentemente estamos insuflando en el clon, el origen.
El clon es una tabla sobre la que escribe la novedad de la vida.
Es decir que en nuestra libertad tenemos toda la potencialidad creativa.
Nosotros podemos variar en cada acto. Podemos introducir el misterio del Universo, la metáfora, la interpretación, la virtualidad, la originalidad, en cada uno de los actos.
En nosotros está la decisión de la creación. En la interpretación que efectuemos del Universo Todo, que concurre al centro galáctico de nuestra conciencia a tomar su oportunidad de ahora.
Y de esa oportunidad actual el Universo ha resultado creado, parecido tal vez al de la encarnación del instante anterior, pero esencialmente mutado, distinto, optado, elegido, evolucionado, transformado.
Por ejemplo, la simple lectura del hermoso texto que comentamos nos va pasando de pensamiento en pensamiento concibiendo universos posibles en una transformación creativa y actual de la conciencia.
Yo puedo decir que ha tenido en mí la fuerza de moverme a escribir hoy aquí y me ha dado un sentido de interlocución que necesitaba.
Ese punto es totalmente creativo y en él se articula creación.
En el texto escrito, la letra es el clon más repetitivo. A esos fijos clones tipográficos los combinamos en los clones mas flexibles de las estructuras gramaticales, y sobre esos niveles significantes articulamos el significado que es potencialmente único y actual y que muta y en esa unicidad renueva totalmente hasta la reedición de cada letra que interviene.
El Sentido es la gravedad, la materia cohesiva del universo simbólico.
Construímos galaxias del sentido, soles que nacen.
Articulamos conceptos en una acción de comprensión que nos está llevando a ver este acto-actual de escribir-leer que estamos siendo ahora, como una posibilidad absoluta de situación original y novedosa, imprescindible y necesaria, de la Conciencia, del Espíritu, del Ser, de Dios, del Buda.