Universos paralelos
http://www.youtube.com/watch?v=GKzKTurA_3U
martes, 15 de enero de 2013
viernes, 11 de enero de 2013
La nueva conciencia ecológica
Los movimientos ambientales son un rasgo distintivo de
las actuales luchas anti capitalistas, -y yo agregaría- el principal, sobre
todo en América latina. Se trata de movimientos nacidos de una sensibilidad
hacia el ambiente que ha personificado en la naturaleza una “entidad de derechos” más
allá del valor de usufructo o provecho que los hombres saquen de
ella. Dicha conciencia de la naturaleza,
cuyo valor de vida reside en sí misma,
es una conciencia en ascenso que va dejando atrás los argumentos básicos de los
luchadores ambientales quienes- en un principio- ponían el énfasis casi exclusivamente en los efectos dañinos que la industria depredadora y los gobiernos necios ocasionan a la
naturaleza.
Tales argumentos siguen teniendo un rango importante
pues afectan a la vida humana de manera directa, como es el caso de los venenos
agro industriales, la contaminación del agua, del aire, los daños ocasionados
por la mega-minería, y los provocados por la tala de bosques, la extinción de
las especies y la aniquilación de los ambientes en donde prospera la
biodiversidad; entre otras. Y la no
menos perjudicial intervención
arquitectónica (a gran escala)
que desvirtúa el curso de los ríos y de los afluentes naturales sumados al efecto invernadero cuyas
consecuencias se advierten en el llamado “cambio climático” y sus efectos; las
catástrofes naturales.
El planeta
Tierra está conmovido por una
intervención humana desconsiderada y negativa; Una intervención que ha nacido
del concepto antropomórfico que ha separado al Hombre de todo lo que no sea una
reducida subjetividad en relación a
un “otro” convertido en objeto; objeto de
su codicia, de su temor, de su necesidad, de su afecto, de su apropiación O
incluso de su ideal o endiosamiento. En esta cosmología el hombre se concibe a sí
mismo como el dador de sentido y como tal se atribuye la capacidad de
determinar los modelos cognitivos con los que describe ontologicamente a los seres que lo rodean y su relación con ellos.
Así por ejemplo, una montaña en lugar de ser una maravilla que antecede por
millones de años a cualquier cultura o pensamiento humano es, para la
concepción antropomórfica“una formación
geológica” que contiene minerales tales como uranio, oro, silicio, etc … y es, haciendo caso de estas definiciones utilitarias que el hombre pierde todo contacto
con la vida/espíritu que habita en ella
y que trasciende por lejos el reduccionismo cognitivo de las definiciones empobrecedoras.
No es casual
que la promesa de nuevas consideraciones (en relación a la naturaleza) venga de la alianza entre los ambientalistas/ ecologistas, y las comunidades
de los pueblos originarios-(despojados a diario de sus tierras) -quienes van compartiendo con estos luchadores una
cosmovisión espiritual de la naturaleza en la que la palabra Espíritu va impregnándolos de una
mirada diferente: La Pacha es la madre que nos cobija en su fertilidad
prodigiosa y a ella le prodigamos el amor que nos enseña: El buen amor es
cuidarla, sembrarla, ofrendarle plegarias y evitar que los saqueadores la
despojen de sus tesoros y sus vástagos.
Cando la cosmovisión cambia también cambia la
percepción del mundo que nos rodea, y tal como dice el antiguo proverbio Zen, las
montañas dejan de ser montañas y los ríos dejan de ser ríos para dar lugar a un
ancho espacio de significaciones nacidos de una inspiración casi poética. Una
inspiración que nos conecta con el espíritu que habita en ella desde sus
orígenes y que impregna la Gran conciencia
cósmica. Solo entonces la montaña volverá a ser la montaña rebosante del
hálito que es el mismo en todos los seres.
La nueva
conciencia comprende una profunda revisión del modo en que nos relacionamos con
la naturaleza, y un respeto por lo que ella tiene para enseñarnos. En cada Ser
humano hay un microcosmos en donde el universo se repite y evoluciona porque estamos hechos de lo mismo. Sin
embargo, aún queda en nosotros – en distintos grados- la necedad del depredador
que solo ve en lo que se mueve la
apetecible presa para su satisfacción urgente. La nueva conciencia pide de nosotros una escala y una
jerarquía de valores diferente. Y este es el punto: Una cosa es la providencia que la naturaleza
nos ofrece y otra es la explotación criminal de la tierra y sus frutos, propia
de las industrias extractivas. Su justificación es la altísima demanda que
provoca el consumo desmesurado. Y esto también es cierto; sin la ideología de las
sociedades consumistas sus negocios no tendrían sentido. Pero ¿hasta dónde
estamos dispuestos a cambiar?, al menos en la parte que nos toca:, nuestros hábitos de consumo energético, de consumo del agua, de lo que de lo que comemos, de la basura que tiramos, etc. Y el respeto por
todos los seres de la naturaleza haciendo con ellos un pacto para una nueva convivencia. "agua que no has de beber déjala correr" “pájaro que no has de comer déjalo volar”. "celular que todavía funciona, no lo cambies, y todo lo que sigue...
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