domingo, 9 de junio de 2013

El retorno de Perséfone: apuntes para una ecología espiritual


El mito de Perséfone explica el origen de los ciclos estacionales y el devenir  de los fenómenos que la filosofía China llama el crecer y decrecer del yin y el yang. La contracción y expansión de  todo aquello que se manifiesta como perpetua transformación que ocurre en todas las cosas,  y que el sabio Lao tsé describe de este modo.
“Si quieres comprimir una cosa, procura que antes se dilate. Si quieres hacer que se debilite procura que se fortalezca primero. Si quieres acabar con su existencia espera  a que florezca plenamente. Si quieres que alguien le eche de menos, tendrás que dársela primero. A esto se le llama percibir la naturaleza de las cosas”. XXXVI Tao Te Ching /    
 Según esta concepción mítica filosófica la noción de ciclo comprende, no un mecanicismo repetitivo sino la renovación entendida como una totalidad de estados que abarcan el desarrollo de un fenómeno, desde lo que aún no es visible hasta su caducidad inexorable, y cuya función es perpetuamente regenerativa debido a la consecución de estados interiores de transformación en los que el fenómeno despliega de un modo provisorio la manera de presentarse en el mundo; ora frio o caliente, débil o fuerte, húmedo o seco, blando o duro, oscuro o luminoso, y todas sus posibles combinaciones. Se trata de una concepción del mundo que nos permite comprender que aquello que vemos y describimos no es otra cosa que el aparecer instantáneo de un imperceptible movimiento de la mente acostumbrada a “fijar” imágenes en su memoria, O micro fotogramas que su atención logra capturar por atracción o aversión acumuladas.
¿Ellos están diciendo que el tiempo es un movimiento de la mente?, Si. Porque finalmente aquello que acontece deriva de una matriz cuya secuencia impregna el acto mismo de Ver con un modelo prototípico del origen biológico, constituyéndose dicho patrón en un hábito perceptual de la especie. Y a mi entender, cuando hablamos de naturaleza estamos hablando de la matriz biológica aplicada a una dimensión de significados que lo constituyen a él Hombre, y a todo cuanto lo rodea en objeto de nombre y de sentido. Vuelvo a este origen que explica la “naturaleza de las cosas” con el objeto de despejar cualquier presunción que nos impida ejercer la facultad de “designar” con la libertad de espíritu que tal facultad requiere.      
 En el mito de Perséfone la naturaleza queda sujeta a una negociación del mundo de los dioses respecto del inframundo y la dimensión terrestre. Una suerte de conciliación entre las fuerzas abismales y el orden manifiesto de la lógica gramatical, que otorga nombre y sentido. Zeus, el logos y Deméter, la cosa designada son atrapados en el abismo de Hades a través de Perséfone. Su rapto, no es otra cosa que la sumisión de la lógica gramatical al mundo del caos, el espacio incondicionado de la mente, el puro espacio. Deméter, en ese instante pierde el poder de dar sentido y la naturaleza se vuelve infértil, seca y exangüe.  Tal parece ser hoy la situación en la que nosotros, la humanidad, nos encontramos respecto de los significados: en su desolación Deméter está “secando la naturaleza”, y en su lugar un mundo de oscuridades se impone por sobre el antiguo conocimiento.
Naturaleza decrece y el reino de Hades se fortalece a costa del viejo orden. Perséfone come el fruto del jardín de Hades quedando presa de la subyugación de sí misma. Pero Zeus, Padre y cómplice del raptor, decide rescatarla. Las leyes de Hades son estrictas, pero también las suyas lo son: Perséfone tendrá que alternar entre el reino subterráneo de Hades, el inconmensurable incosciente, y su madre naturaleza. De este modo, el retorno de Perséfone es siempre el retorno del sentido, la designación vital y novedosa representada por la primavera, la oportunidad de la naturaleza para otorgase una matriz nueva, Un prototipo biológico no determinista ni sujeto a leyes implacables; un nuevo nacimiento.  //
                                                                                  




jueves, 6 de junio de 2013

Un toco y me voy

Hola BudaAzul, muchas semanas sin escribir, muchas horas sumida en la vida y su trajín extraordinario . !Pasan tantas cosas!. que la escritura me impacienta, es como ir detrás de un tren que se perdió en el horizonte. ¿Cómo alcanzarlo!. 
...Solo eso, saludo y me voy 
                                              "La vida es corta ya veras como a pesar de los dolores tendrás amigos, tendrás amor, tendrás amigos".