martes, 15 de abril de 2014

Apología de la palabra

Hola budaazul, ! Cuánto tiempo sin visitar tu palacio levantado en este sitio de la mente! ...Aveces siento que escribir es una pura torpeza, un acto del pasado cuando las vivencias ya están vencidas u obsoletas. La vida -(o eso que llamo vida)- cruza como un torrente incesante que apenas toca el aire se evapora dejando una tibia sensación. ! Cuánta nostalgia! Parece que me quejo de la palabra, y tal vez sea cierto, porque no encuentro en ella más que un pobre señalamiento del borbotó de gotas que deja una lancha que se aleja, sin nombre, ...Y entre tanto, la ausencia teje un sueño de signos con la esperanza de quedar en alguna memoria de algún invento. ¿Cómo creerte? si vives entre la fábula y el engaño defraudador del embuste perfecto. No, no te creo. Ofendida la palabra me increpa. Quien dice lo que dice es LA PALABRA que ha hecho tu nombre y el día sucesivo del solsticio en el planeta, que ha hecho con la oración completa del verbo- sujeto y predicado la órbita del trayecto de tu existencia, desde el día en que naciste. Sí. El infinito es inconmensurable respecto del universo, pero solo el universo y sus ínfimas ondulaciones dan cuenta de esa inmensidad. Tú eres una rara joya en medio del silencio de la palabra. El sonido que conmueve al infinito haciendo que salga de su letargo; qué no te invada el desaliento ni la pequeñez... Porque allí donde tu corazón late y el susurro del aliento emite sonido, allí el absoluto se postra tiernamente como una brizna sobre el íntimo soplo para hacerlo crecer entre sus manos. Y nunca es indiferente, te mueves y el acude//.

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