La observación me intereso, básicamente, porque me
reconozco situada en la intersección
de los (e,e) aunque no siempre de un
modo armónico y consecuente. Me refiero,a que por momentos, ser parte de dicha
intersección es fuente de cuestionamiento en muchos sentidos, puesto
que parten de una cosmovisión diferente. Y el término fundamental de esta
diferencia-a mi entender- se llama “naturaleza”.
Ecología y naturaleza
Para la ecología, naturaleza
es el modo de relación del mundo
humano con el ambiente en el cual interactúa de un modo más o menos
consciente, pero cuyos efectos le afectan o afectarán de todos modos. Se trata de
una visión en la que la intervención del hombre determina las condiciones de la existencia, y por lo tanto este puede predecir y modificar las
condiciones del futuro mediante la vía racional; es decir, la administración de
su parcela de mundo valorado desde
algún ideario considerado bueno, y mejor. Por lo tanto, “naturaleza”
para la ecología es una dimensión de la conciencia en la que se consideran los
términos de la relación en que el hombre tratará con el mundo dado de manera
tangible: Entes biológicos y no biológicos, vínculos humanos, comunidades y
organizaciones de toda la trama social humanamente significativa. O, dicho de
otro modo, de aquella realidad interdependiente que Buda llamo. “El mundo
sensible de los fenómenos”.
Espiritualidad y naturaleza
Hablar de
espiritualidad requiere de unas cuantas aclaraciones. ¿De qué se habla cuando
decimos “espiritualidad” a secas? En realidad se habla de muchas cosas que
significan según quién las diga…Por lo que voy a dar mi propia visión de
espiritualidad.
Cuando digo espiritualidad, aludo a aquella cosmovisión que
se postula más amplia que las religiones de larga data. La corriente
espiritual, en un sentido amplio, promueve la transformación del hombre De un ser definido por una
predeterminación psíquica y biológica -que lo restringe a un modo de ser-, a un
hombre indeterminado capaz de experimentar posibilidades abiertas e
inexploradas. Sin embargo, para acceder
a este mundo de lo desconocido muchas
veces se apela a la creación y sumisión a entidades que
justifiquen el acceso al mundo extraordinario. Algo así como un Super Yo que
dispare en nosotros al increíble Hulk y
habilite la transmutación de hombre a
dios.
...Y al menos para mí, esta es la peor de las tentaciones del mundo espiritual porque convierte a la dimensión humana en esclava de un mandato superior que exige el alto precio de obediencia y enajenación volitiva.
Lo que estoy diciendo, es que la pregunta sobre la naturaleza es el tema mismo de la espiritualidad actual puesto que el Hombre es la naturaleza en cuestión cuya pregunta transmuta todos los términos subsiguientes, sobre todo aquellos que funcionan como fundamento.
...Y al menos para mí, esta es la peor de las tentaciones del mundo espiritual porque convierte a la dimensión humana en esclava de un mandato superior que exige el alto precio de obediencia y enajenación volitiva.
Lo que estoy diciendo, es que la pregunta sobre la naturaleza es el tema mismo de la espiritualidad actual puesto que el Hombre es la naturaleza en cuestión cuya pregunta transmuta todos los términos subsiguientes, sobre todo aquellos que funcionan como fundamento.
¿Expreso lo que quiero decir? ¿Que la radicalidad de la
pregunta por la naturaleza humana es
tan primordial que ante ella las razones
de la ecología quedan relativizadas a un modo mayor?; la incertidumbre
profusa del que piensa, siente, analiza, valora, y predice el mundo y sus
consecuencias. Y es exactamente en este
punto en que la intersección (e,e) se
vuelve un rompecabezas incompleto.
¿Qué le falta a la interseción?
¿Qué le falta a la interseción?
Según mi entender, le faltaría el trato directo y
desprejuiciado con el Ser del
mundo dado. Le faltaría la pregunta que habilite la insuficiencia de los
argumentos y ponga a foja cero las
aseveraciones más queridas. Le faltaría desprenderse de la ideología del “deber ser
de las cosas tal como las imagino” para que la naturaleza del hombre se revele como la construcción perceptiva de un punto
de vista, un yo que “ve al mundo tal como se ve a sí mismo” y en ese espejo se transforme.
¿Qué le sobra? Le sobran supuestos deterministas.
¿Qué le sobra? Le sobran supuestos deterministas.
No obstante, la enriquecedora confluencia entre espiritualidad
y ecología abre el desafío de una nueva humanidad. La humanidad que despliega el potencial de su naturaleza sin dualidad hombre/mundo; solo siendo. Siendo todo lo que puede ser.
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