domingo, 15 de abril de 2012

La budeidad del Haiku

 Dicen los maestros del Haiku, que la virtud de los tres versos consiste en la captación perceptiva del mundo  que emerge antes de la dualidad, es decir, del acto en el que sujeto y objeto bifurcan la brecha discursiva de la interpretación y el concepto diferido. 
Se trataría, pues, de una percepción primordial del mundo tal como aparece en su primera impresión, O para decirlo de otro modo: el aroma antes del reconocimiento de la flor.
 … La percepción anterior a la moralidad, la belleza, o la lucubración intelectual, el instante. 
Doy un ejemplo de haiku.


Barriendo el jardín
La nieve es olvidada por
El rastrillo.


Simple. El instante comprende la atenta percepción del poeta en un todo completamente vívido. Para algunos budistas, tales momentos de absorción emulan la iluminación del Buda despierto en su naturaleza esencial O realidad última: el aparecer infundado  del mundo y su cualidad evanescente… 


¡Un ruiseñor…!
Y en el momento de la comida
Toda la familia. 
                          …También.
Ayer un vuelo;
Hoy otro.  ¡Los gansos
Salvajes no están aquí
Esta noche!


...Son suspiros, tal vez exclamaciones, pensamientos, que no alcanzan a fijarse siendo este el estado  "natural" de buda.
No se trata de una poesía arrobada por el paisaje, sino del puro surgir del mundo de la mente sensiblemente despierta al acontecer, y libre.
Cuento mi experiencia. Luego de interesarme por la poesía haiku caminaba por la villa (en donde trabajo) y el mundo cotidiano comenzó a brotar de un modo distinto. Los lugares, que habitualmente camino y visito se vieron  transformados por una intuición fresca de la realidad, tal como es en su devenir.
...No se trata de un formato literario, únicamente, sino más bien de un estado de la mente en comunión con el cosmos ininterrumpido del instante. 
            
                                        Ora brota un colibrí,
                                        ... desvanece
                                     ¡Brinca el corazón!


Así es el haiku, y así  también es el cosmos nacido de la mente:
Su aparecer y desaparecer conlleva el drama culmine de la existencia toda, la frágil e impermanente condición de los seres y las cosas…
No fueron pocos los maestros que eligieron la dimensión del haiku con la que “tocaron” la ligereza del mundo abjurando de la vana hechicería del apego.


De ordinario detesto al cuervo
Pero esta mañana…
Sobre la nieve


Uno podría imaginarse que en la mente del poeta hay desdén O lamentación por lo efímero; y no obstante, la nitidez de la mente despejada hace que el jardín, sea otoño, invierno, primavera O verano, complete la creación del universo con la viva atención del buda, el despierto. 
... despertar de los sentidos, la emoción, la belleza, y la profundidad que da la inmersión en el espíritu de las cosas. Delicadez, ese niño trémulo que convoca todos los cuidados, todos los amores.


Había dos,
Pero una de ellas no cantaba.
Cigarras de otoño.
                                                                 Lluvia de primavera
                                                                 Un cuerpo que ni pinta ni escribe
                                                                  Trastornado por la emoción.
                        El primer melón
                        Lo cortamos en cuatro
                       ¿O bien en tajadas?

                 Acaso la vida no sea Sino un haiku en la vida del despierto, momento a momento...
                        ¡Satori! ¡Satori!.  buda, después del buda.



Decìa Matsuo Basho. Poeta japonés (1644-1694). 
“ De los antiguos no sigan su huella,
Sigan lo que ellos buscaban”.
                         
Haikus de autores clásicos. (Debo sus nombres). ... olvido, evanecencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario